27 abril 2006

RITUALES INSERVIBLES

Cuando era pequeña y me sentía desbordada por determinadas situaciones, solía introducir pequeños o grandes cambios en mi vida, según la magnitud del problema. A veces cambiaba los muebles de mi cuarto de sitio, en otras ocasiones era la ropa la que movía de un armario a otro para después colocarla según me diera. También optaba por cortarme el pelo, por irme de compras, por cambiar todos los utensilios de papelería que llevaba a clase... Aquellos rituales eran absurdos, pero me hacían sentir que era una persona nueva, dispuesta a enfrentarme a todo aquello que aconteciera.

En estos últimos años, mis rituales se han reducido a atiborrarme de dulces o a irme de compras. Lamentablemente no son tan útiles como los de antaño, ya que al final o acabo en cama con un impresionante dolor de barriga o termino en la tienda devolviendo todas las porquerías que me he comprado. Pero dado que mis muebles están ahora hechos a medida me es imposible moverlos de sitio; la ropa debe quedarse en su sitio, apenas tengo espacio y la colocación es tan estratégica que no me atrevo ni a imaginarme descolocándola ;mi pelo se ha hecho intocable, a mi novio de pirra el pelo largo y no es plan de hacer tonterías; y dado que ya terminé mis estudios mis útiles de papelería son tan escasos que no merece la pena cambiarlos.

Por eso, hoy al despertarme lo primero que he hecho ha sido estrujarme el cerebro en busca de alguna "ceremonia" que consiguiera sacarme de mi precario estado anímico. Como puede verse, finalmente ha sido mi blog quien ha sufrido las consecuencias de mi bajón y aunque el resultado no es lo que yo esperaba, porque ni me ha levantado el ánimo ni me acaba de gustar tanta sobriedad, tendrá que quedarse así hasta que mi técnico particular tenga un día libre.


UN BAJÓN

Es la una de la madrugada y acabo de llegar de viaje, de un larguísimo viaje que me ha llevado a recorrer España de una punta a otra en apenas 3 semanas. Estoy realmente cansada y los ojos se me van cerrando conforme tecleo estas líneas, pero siento la necesidad de escribir y por eso intento mantenerme todo lo despierta que puedo.

Mañana me arrepentiré de lo que estoy escribiendo, estoy segura, pero hoy necesito sacar todo lo que llevo dentro.

Estoy agotaba, mental y físicamente. No puedo más, en serio, no puedo más. Los que me lo oyen decir no me toman en serio, pero es cierto, no puedo más. Sé que más que nunca ahora tengo que ser fuerte, por mis padres, en pleno proceso de separación, por Alberto, que ha decicido repetir el MIR, por mi trabajo, el día 23 empiezo... No es momento para venirse abajo, pero es que no encuentro fuerzas para seguir adelante.

Supongo que el ajetreo de éstas últimas semanas ha acabado con la poca energía que me quedaba después del MIR y supongo también que todo ha coincidido con un bache anímico ( yo y mi ciclotimia); lo malo es que no sé cómo salir adelante. No sé a quién acudir, bastantes problemas tienen los que me rodean como para añadirles mis gilipolleces. Me siento sola en medio de tanta gente, muy sola...y no sé cómo salir.